anexo I

El ruido despoja las viejas calles.
Los pasos enormes y arrastrados no cesan.
La multitud avanza lenta.

Tras estos evoques de sensaciones me queda el aliento desgastado de tanto gritar a la deriva, la oscuridad enceguece mis sentidos convirtiéndolos tan sólo en el polvo de tus ojos.

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